martes, 16 de febrero de 2010

La lectura en la educación infantil

Aunque suene a broma, yo creo que la mayoría de los centros educativos han olvidado que la lectura no solo es un instrumento de conocimiento que trata de decodificar unos signos. La lectura es mucho más. La lectura es una fuente de placer, de descubrimiento, una llave a la información que, como todo en este mundo, si aprendemos a la fuerza y con frustraciones, dejará de ser placentero para ser solo una “herramienta de traducción”.
Recuerdo el libro “Como una novela” de Daniel Pennac en donde decía algo así como que cuando un niño ya ha aprendido a leer, no es motivo para dejar de leerle cuentos (cosa que debería hacerse unos cuantos años más), ya que el niño solo ha adquirido la herramienta de decodificación, pero no ha desarrollado su comprensión lectora. Además, esos momentos íntimos con los alumnos (o hijos), llevan en sí una magia que no se puede abandonar de golpe sino progresivamente, cuando ellos sepan adentrarse en ese ambiente por sí solos. Cuando descubran la magia de los libros.
Y a mi me da que pensar… y ¿Por qué? ¿Por qué normalmente, desde la escuela, no suelen estimular ese aspecto de la lecto-escritura? Por lo mismo de siempre, porque la mayoría de veces, la motivación del maestro es nula, por no decir contraproducente.
Al llegar a primaria se debe saber leer (decodificar), correctamente. Lo demás da igual. Si les hemos leído más o menos, si entienden, si no. No importa.
Los niños tienen que aprender porque ellos quieren, claro que sí. Por que además, es curiosísimo, que los niños se interesan por todo lo que les cuentes. Por todo lo que les rodea, todo lo que les une a su cultura y sociedad. ¿Cómo no van a querer leer?
El enfoque que se le debe dar a la lectoescritura en infantil, dista mucho de lo que se ve en la mayoría de coles. Por ejemplo, yo estuve en uno en donde a partir de los 2 años ya hacían fichas de trazos. Pero en el aula no había más que 3 ó 4 cuentos. Que no se leían normalmente. En todo infantil, las actividades giraban en torno a saber leer, con reprimenda por parte de la maestra si se equivocaban en algo, porque claro, “se tiene que quedar bien con los padres” (palabras textuales).
Y comparándolo con la música… La enseñanza reglada de la música hace que los niños la sufran en lugar de disfrutarla. Lo mismo con la lectura.
El maestro tiene que motivar, tiene que hacer que “les pique el gusanillo”, crear ese ambiente de libros, historias, anéctodas, conocimientos, etc. para que el niño sienta la necesidad de saber qué se cuenta en los libros y en la sociedad en general.
Pero por supuesto, sin olvidar que debe haber un feed-back, y el maestro debe observar “sus métodos” y sus estrategias para poder mejorar y adaptarse, en la medida de lo posible, a sus alumnos.
Debemos mostrarles el disfrute de la lectura y envolverles con la mágia de los cuentos. Compartir

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