domingo, 4 de abril de 2010

Carta de un niño a un adulto

Querido "mayor":

Sé qué dura es tu tarea, los esfuerzos y sacrificios que realizas. Sé que tu propósito innato es ayudarme a crecer, a entrar en "vuestra sociedad" con el mejor pie, mostrándonos el camino que ya habéis recorrido. Pero tienes que entender que mi "naturaleza" no está preparada para formar parte de tu mundo, lleno de prisas, problemas y estrés.
Por esto he decidido escribirte una carta. Porque me encantaría que las cosas fueran más fáciles para todos.
He escrito un listado de "secretitos" de esos que conocías pero no recuerdas (o no lo intentas), de cosas que no quiero/puedo explicar o no entiendes de nosotros:

- A veces, sin darte cuenta, me hablas mal. Háblame como a tí te gustaría que te hablaran. Aunque creas que soy demasiado pequeño, además de entristecerme tu tono irritado, me sirve de aprendizaje. Además, llego a sentirme culpable por tu malestar, y la mayoría de veces no tengo nada que ver.

- Me gusta la justicia, ante cualquier situación, no obres con favoritismos. Las normas o reglas deben ser para todos iguales.

- Cuando quiera llamar la atención con gritos o pataletas, no me llames "pesado" o "¡Eres malo!". Escúchame, dame una explicación de cómo puedo gestionar mi rabia y dame cariño, mucho cariño, pues posiblemente es lo que te esté pidiendo... solo que todavía no sé explicártelo.

Fotografía de  dhammza

- No me compares con otros niños. No me digas que fulanito es más simpático que yo. Ayúdame a expresarme y a liberar mis miedos y verás como yo también puedo sorprenderte.
Intenta quererme tal como soy, pues es lo que yo hago contigo.

- Cuando digo disparates, juego a cosas sin sentido para tí, cuando río por nada, cuando me sorprendo con algo ordinario, cuando me da miedo algo que a tí te hace reir... intenta aceptarme y acompañarme porque es así cómo vivo las cosas, con la más pura sinceridad, sin prejuicios. De una manera que tú dejaste atrás hace mucho.

Ahora es mi momento, el "momento" más bonito de toda una vida.
Creo que en lugar de "sufrir" mi compañía y educación, podrías sacar del fondo de tu corazón una de esas sonrisas de niño... Porque yo sé que las tienes, pero que no las encuentras...
Búscalas y con tu experiencia y sabiduría ayúdame a crecer de la mejor manera, llenando mi corazón de sonrisas de niño, para que cuando sea grande como tú, pueda hacer uso de ellas. Compartir

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